Lo ocurrido en el último “Juego de Estrellas” de las grandes ligas, ratifico una vez más que estamos frente a una era de brillantes lanzadores y destacados bateadores que disparan buena cantidad de jonrones, pero que también se ponchan mucho.

En los albores del béisbol los lanzadores tenían rol protagónico. Llegaban a cubrir todo el recorrido de un juego y ganar hasta 30 partidos en una temporada.

Con el afán de nivelar las fuerzas se bajó la altura de la loma y volvieron a surgir los bateadores hasta llegar a la década de los noventa, en donde se rompieron algunas marcas de cuadrangulares.

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Los lanzadores eran maltratados y atacados con mucha consistencia y los bateadores apaleaban a los serpentineros, por lo que se hizo necesario utilizar varios pitchers.

Para aspirar a un campeonato tienen que contar –para la tarea defensiva– con un buen cuerpo de lanzadores, abridores, relevistas largos, relevistas cortos, preparadores de juego y cerradores.

La actual generación de bateadores cree equivocadamente que solo con jonrones se pueden ganar los juegos. Esto trajo una cruel realidad. Se ponchan o saca cuadrangular, lo que produjo el aumento de la cantidad de ponches.

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También se puede ganar juegos con el denominado “béisbol corto”, que quiere decir buscar la victoria con: una base por bolas, jugada de sacrificio, “bateo y corrido”, robos de bases, jugada suicida, etcétera.

Hay tres ponches más por cada juego que hace 20 años. Con menos acción, menor cantidad de pelotas en juego, pocas jugadas defensivas, más bateadores caminando cabeza baja luego de un ponche, en vez de una gran atrapada y una variedad de eventos.

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Los ponches son buenos para la defensa contraria, pero son aburridos para el juego.

Los fanáticos buscan en un juego los largos batazos, las corridas rápidas en las bases, las espectaculares atrapadas, la jugada de estrategia.

Son épocas de cambios con lanzadores que aumentan sus velocidades, con rectas cortadas, cambios de velocidad, curvas amplias y los bateadores que deben adaptarse a estos cambios para mantener la esencia de un juego de béisbol que consiste en tener buenos bateadores para concretar las carreras, grandes lanzadores con una segura defensa para impedirlas.