Quedamos contentos después del empate con Paraguay (0-0) que nos llenamos de ilusiones para enfrentar a Venezuela. Y ello nos hizo perder todas las perspectivas de los juegos previos de preparación. Pero ahora, después de la pérdida con la vinotinto (1-0) y Brasil (4-2) nos volvimos a colocar antes de la Copa América 2011.

De los trece partidos de prueba en ninguno se jugó bien. Estuvimos en la vereda con la ilusión por ver cómo eran esos amistosos preparatorios y pensando que se irían ajustando las piezas hasta el ensamble final. Ninguna de las selecciones que llegaron a Argentina tuvieron tanto tiempo probándose y, lo peor, llegaron hasta con equipos de ensayo.

Ratificando lo del párrafo anterior, que no me gustó ni uno de los juegos previos a la Copa, me quedé callado lleno de esperanzas. Por ahí hay pocos artículos míos con las reservas del caso. ¿Por qué? Porque siempre se jugó mal, detalle muy aparte del resultado.

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Para mí, Ecuador como equipo no existió. Ya en la Copa América el partido que me agradó fue contra Paraguay, pero no tanto como para historias futuras, aunque me pareció fuera de contexto y hasta irresponsable que el técnico Reinaldo Rueda se expresara que podríamos jugar la final.

Allí, con esas palabras, concluí alarmado con algo que me sabe a despecho. En el maremágnum que se subió a mi cabeza llegué a la conclusión que Rueda no sabía de fútbol y la confirmación vino después en el juego con Venezuela, donde la Selección se desempeñó pésimo. Sin ataque, sin centrocampistas y por ahí se defendió discretamente. Un equipo sin brújula, desorientado.

Hasta la presente fecha en mi colaboración periodística, nunca me he expresado así de ningún entrenador y de ningún equipo, pero la conclusión ahora es de alarma porque se trata de nuestra Selección.

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Tengo columnas mías refiriéndome a otros DT locales e internacionales, que aun defenestrados o ratificados siempre he cumplido con un análisis sin culpar a nadie. Como por ejemplo los que traté el 31 de julio del 2010 y el 28 de agosto del mismo año. Lo hice con respeto, si decir la verdad es respeto.

Estoy convencido que Rueda es noble, decente, excelente caballero, pero no hizo jugar fútbol a la Tri y lo que pasó en la Copa América fue un espejismo negativo. Dejémoslo ahí. Ahora viremos la página.

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Traigamos un buen director técnico, ya probado y que no venga a descubrir que no sabemos jugar porque es mentira; que venga a escoger buenos futbolistas que sí tenemos, y logre ensamblar adecuadamente como si vinieran funcionando en un largo proceso ascendiente desde hace algunos años.

Tampoco podemos aceptar que nuestra Selección solamente juega bien en Quito, a 2.850 metros de altura. No es tan así. Que la ventaja de la altura existe es verdad, no se puede negar, pero los tricolores han jugado bien y muy bien en todas las canchas al nivel del mar y hemos salido adelante.

El directorio de la FEF debe contratar con urgencia al nuevo estratega, porque si es extranjero debe venir pronto a empaparse de nuestra realidad. Rueda tuvo casi un año mirando, observando casi todas las reuniones futboleras de nuestro campeonato nacional. Y pasó lo que nos ha pasado: últimos en el Grupo B, con dos goles a favor y cinco en contra y un punto a favor en tres juegos ¿Y no que jugaríamos la final?

Y otra pregunta, ¿por qué no fabricamos delanteros? Y si están, ¿dónde están?

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