Por Jorge Barraza (jbarraza@sinectis.com.ar)
.- Una sola palabra lo resume: sencillez. De las más de 60 mil personas que colmaban el estadio de Córdoba, quien parecía menos emocionado era justamente el homenajeado: Mario Kempes. La selección argentina procedía al estreno formal del reinaugurado escenario, junto con su nuevo nombre (impuesto, en realidad, unos meses atrás). La ceremonia tuvo el tinte breve y poco ostentoso pedido por el exfutbolista: el locutor se dirigió por altavoz a la concurrencia desgañitándose en elogios para que la ovación fuese atronadora (y lo fue). Pero Kempes apenas saludó por un segundo con los brazos en alto y salió presuroso del campo.