La Policía confirmó, gracias a un excelente trabajo de investigación y seguimiento, la presencia de mafias rusas en Ecuador.
El cartel de Sinaloa, los paramilitares colombianos, la mafia nigeriana, traficantes de seres humanos provenientes de Cuba y China; el mapa de la delincuencia se vuelve tan diverso como el país. Ahora tenemos de todo, como en botica.
(A propósito, ¿dispone de suficientes traductores de tanto idioma extranjero la Policía? De no ser así, sería un vacío más a llenar).
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El problema de fondo de la delincuencia no es de números. Poco importa ya si hay menos homicidios, asaltos, violaciones y secuestros, como afirma el Gobierno, o hay más, como opina la inmensa mayoría de ecuatorianos. Dejemos de lado esa polémica por el momento. Lo terrible, lo desesperante, es la crueldad y el profesionalismo con que se cometen esos crímenes, huellas clarísimas de la presencia de esas mafias internacionales, que ya llegaron, ya están aquí.