PATRICIA VILLARRUEL
VALENCIA, España.- La presencia de Felipe Caicedo en el club español Levante, ha hecho que personas como Salvador Vendrell, uno de los aficionados referentes del club y cabeza visible de la peña Amuntgranotes, sostenga con placer una imagen del ecuatoriano.

Postales de Felipao se han vendido por cientos en la tienda del club en el que milita el ecuatoriano. También decenas de camisetas con el nombre del guayaquileño y su número, el 25.

David Herrero, responsable del establecimiento, calcula que han salido un promedio de cinco prendas por semana (el precio es de 75 euros). Un verdadero record para un equipo modesto que no tardó en colgar al guayaquileño la etiqueta de "jugador franquicia".

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Los encargos llegan, incluso, desde Ecuador, vía correo electrónico. Las paredes del vestuario lucen tatuadas con mensajes transoceánicos. "11.000 socios más 14 millones de ecuatorianos apoyándolos", reza el de Harry Icaza. "Felipao hazle un gol al equipo de Ronaldo", le pide Cynthia Coello.

Nadie en Valencia se prodiga en elogios gratuitos ante uno de los referentes del equipo. Las estadísticas son contundentes: trece goles en veintisiete partidos. Y otro record: el de mayor goleador de su equipo en Primera División (derrocó a José "Pepín" Sánchez, quien anotó en diez ocasiones durante la campaña 63-64).

Caicedo superó las expectativas de todos. Los españoles se han rendido ante la figura emergente del balompié tricolor. No hay un futbolista que los hinchas veneren más en la grada levantinista, después del defensa central y capitán del equipo, Sergio Ballesteros. Saben que pudiera tener un pie fuera del club pero se resisten a dejar de entonar una de las frases más escuchadas durante los partidos: "Ni Villa, ni Agüero, Felipe Caicedo".

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Los dirigentes no se muestran dispuestos a traspasarlo por menos de diez millones de euros (pagaron por él 1,2 millones al Manchester City). Acaban de rechazar una propuesta de cinco millones de los rusos del Lokomotiv y, meses atrás, los 8,5 millones  del Anzhí. Antes de malvenderlo, en el Levante prefieren que luzca la camiseta granota una temporada más (tiene un contrato por tres años).

El ejercer la opción de compra por el jugador no solo estuvo motivado por "el tema económico, también por el valor deportivo que Felipe merece", sostiene Francisco Javier Catalán, presidente del club. "Tener un futbolista como él es un activo muy importante para nosotros. Es un perfil de jugador que genera mucha ilusión y nosotros podemos estar a la altura de su nivel", añade.

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El delantero, cree el dirigente, "encontró en el Levante, en el vestuario y en la ciudad (Valencia) un hábitat ideal para desarrollar su trabajo y sacar todo lo que lleva dentro. Se siente un jugador importante, querido y valorado. Son cosas que no ha tenido la posibilidad de encontrar en otros sitios; aquí sí".

En el levantinismo, subraya Ricardo Gimeno, presidente de la Delegación de peñas, "Felipao es uno de los nuestros. Le debemos la permanencia". En la sede que en septiembre inaugurarán estos aficionados en el interior del estadio Ciudad de Valencia no faltará una foto, la de Caicedo. Mide un metro de alto. Es de su último partido con la elástica del club que le devolvió la ilusión por el fútbol.