Nos reuníamos por las tardes para trabajar en el periodismo en un vespertino que todavía circulaba y en una revista que se llamó La Otra. Jimmy Jairala siempre fue un hombre sencillo y sensible. Yo sabía de antemano que su debilidad era narrar con un micrófono carreras en el hipódromo y que en fútbol su equipo favorito era Barcelona.