No, no es un nuevo deporte. Tampoco el apodo de algún deportista, pero sí tiene que ver con uno de los bellos pasatiempos que practica el ser humano, la previsión de deportistas enfocados a la alta competencia.

COAR es la sigla del Centro Olímpico de Alto Rendimiento, cuya sede está en Durán (es cuestión de cruzar el puente nomás) y es capaz, amén de evaluaciones periódicas sin necesidad de hospedaje, de albergar y preparar por todo lo alto a 104 deportistas en sus instalaciones simultáneamente.

Como su nombre lo indica el COAR no acepta deportistas en formación o de recreación, para eso están las federaciones provinciales, que tienen esos aspectos entre sus atribuciones, sino los que provienen de las federaciones nacionales para marcar tiempos o registros internacionales. En buen romance, la élite.

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En este centro, que antes era el club de empleados del Banco Central, el Gobierno nacional lo dio en comodato al Comité Olímpico Ecuatoriano y en el 2006 comenzó a funcionar casi inmediatamente. ¿Qué más tiene? ¡Uff! En el área médica se dan servicios de Historia Clínica, Cardiología EKG Reposo y Ergométrica, Antropometría, Odontología, Nutrición, Psicología. Tienen tres técnicos especializados en la Politécnica de Madrid.

En esta sede se realizan pruebas de laboratorio, pruebas de campo como fuerza en abdominales, brazos, tracción de barras, profundas en paralelas, velocidad, salto vertical y horizontal. ¿Entienden ustedes, lectores? Muy difícil, yo casi nada porque no soy técnico, pero la gente especializada sabe lo que estoy diciendo.

Hasta el 2010 han sido atendidos los siguientes deportistas: en el 2005, entre hombres y mujeres, 423; en el 2006, 529; en el 2007, 322; en el 2008, 654; en el 2009, 981; y en el 2010, 1.076. Es decir, en 6 años han atendido a 3.985 deportistas para la alta competencia.

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Según estudios en el exterior, en Holanda, se ha llegado a la conclusión de que los deportistas de alto rendimiento llegan a su máxima potencia con ocho meses de concentración. “¡La flauta! –digo yo–, ¿ocho meses concentrados?”. “Sí”, me replicaron, pero aquí en el COAR están probando con tres meses. Y después dicen que en el deporte no hay sacrificio.

El albergue olímpico tiene planta baja con doce habitaciones para cuatro deportistas por cuarto; para entrenadores y dirigentes. En el primer piso, once habitaciones cuádruples, para entrenadores y dirigentes. Todo con baño privado y TV.

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En el segundo piso, sala de recreación, billas, tenis de mesa, sauna, vapor, gimnasio, todo para el alto rendimiento. Yo no sé si este listado les produce a ustedes, lectores, lo mismo que a mí; es espectacular y además, conociendo sus instalaciones, es una belleza funcional.

Todo el andamiaje médico lo maneja el doctor Tyrone Flores y el administrativo, el deportólogo Ernesto Clavijo. ¿A cuántos sube el personal? Técnicos, 11; administrativos, 17; igual, 28. El COAR, se puede decir, es motivo de orgullo.

Nota: El lector Roberto Valverde discrepa profundamente de algunos de mis criterios por mi columna de la semana pasada respecto al FC Barcelona.

Yo respeto sus conceptos, aunque lógicamente no esté de acuerdo con ellos. Como usted habrá notado, en estos días se publican, se ven por TV y escuchan por radio, polémicas y discusiones sobre el Barça.

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Lo que nadie discute es que es un equipo sensacional. Los ingredientes de ese equipo son los que se discuten y allí está una de las grandes razones por las que el fútbol es el deporte más popular del mundo.

A las palabras del lector Mauro Isaías Ramos, gracias por su felicitación por mis análisis del juego Manchester-Barça.