El partido del año, de la década, de la época… Cualquiera de los tres rótulos le calzan perfecto a este Manchester United-Barcelona. Considerando el periodo 1991-2011 son los dos clubes más exitosos del mundo.

A saber: 12 Ligas, 4 Copas Inglesas, 2 Champions, 1 Recopa de Europa, 1 Intercontinental y 1 Mundial de Clubes acumula el Manchester (21 grandes títulos); 11 Ligas, 3 Copas del Rey, 3 Champions, 1 Recopa de Europa y 1 Mundial de Clubes suma el Barça (19). Nadie puede discutirles el trono, ni siquiera pisarles la alfombra.

* Lo máximo. Adicionalmente, son los de mejor juego, los de mejores futbolistas y entrenadores (Ferguson y Guardiola ahora, ante Cruyff, Rijkaard), representan a las dos Ligas más fuertes del mundo… Poseen todos los récords: más goles a favor, menos en contra, mayor posesión, más victorias, goleadores… Hasta en humildad son campeones. Ambos muestran arrogancia cero.

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No existe una final superior. El fantástico duelo de hoy determinará un nuevo campeón de Europa, aunque no decretará la supremacía de un fútbol sobre el otro. Seguirán siendo igual de grandes. Perfectamente podrían volver a medirse el año próximo en la misma instancia. Son dos reyes. Y nada presagia que terminarán su reinado mañana.

* Histórica audiencia. Según los cálculos de la UEFA, este Manchester-Barça será el evento deportivo más visto de la historia. Y según agrega Eurosport.com, “… de la historia del deporte”. Superaría incluso la final del Mundial 2010 y la ceremonia de los Juegos Olímpicos. Tal es el interés despertado. La final del año anterior entre Bayern e Inter la vieron por TV 145 millones, pero dado los protagonistas, la fabulosa expectativa y que se juega en sábado por la noche, ese número podría triplicarse. También debe considerarse que en todo el mundo de habla inglesa y en Asia en especial, la presencia del Manchester aumenta notoriamente el interés, así como se espera un espaldarazo de Latinoamérica por el Barcelona y por Chicharito Hernández, Valencia, Messi, etcétera.

* Lance caballeresco. Al menos en lo previo, se advierte una final de caballeros. Sin duda, del ardor de una contienda de este calibre pueden brotar asperezas, aunque propias del juego. Pese a que se juegan la historia, el enfrentamiento está circunscripto solo a lo deportivo. Son planteles y cuerpos técnicos que se respetan, hasta se elogian mutuamente. Impera un nivel de distensión fantástico. Apenas de fútbol se habla. No hay barro ni se huele sangre. Tan distinto a cuando está de por medio el Real Madrid, a cuando dirige Mourinho… Nadie espera patadas, broncas, pisotones ni prepotencias. No está Pepe para empezar, y eso ya es una victoria del Fair Play. Ni Ferguson ni Guardiola proclaman el ganar a cualquier precio. Y de ganar saben bastante.

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* Sin favoritos. Las casas de apuestas están todas virtualmente igualadas en un guarismo: $ 2,74 paga el triunfo catalán frente a $ 4,92 del inglés. Centavo más o menos. Pero eso es el negocio. En la cancha, no da para aventurar semejante pronóstico. Tanto el United como el Barça son equipos altamente eficientes y de comprobada mentalidad vencedora. Nunca pagaríamos doble contra sencillo frente a un club de Ferguson, el máximo ganador de la historia de este deporte.

La mayor riqueza individual del Barça encuentra un equilibrio: el partido se juega en Inglaterra. No será Old Trafford, pero el Barcelona es forastero allí, el Manchester no. Y desde que existe el fútbol, la localía influye. Tampoco surgen ventajas de las alineaciones. Ambos planteles van con el potencial a pleno. No hay lesionados ni suspendidos, por lo cual los técnicos tienen todos los soldados (o artistas) a la orden.

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* Multifacética. Así tendrá que ser la tropa de Ferguson. Deberá tratar de destruir la telaraña que tejen Xavi-Iniesta y compañía. Además, custodiar celosamente a Messi sin perder de vista a Villa y a Pedro. Estar atento a las subidas de Alves. Y luego de eso intentar construir juego propio. Es como limpiar la casa, atender los chicos, preparar la cena y salir de compras, todo junto.

* Presión y posesión. Barcelona la tiene más fácil siempre por un aspecto fundamental: juega a lo mismo contra todos los rivales. Posesión, toque, toque, toque y esperar que se produzca el hueco. Y cuando no la tiene, son once fieras movilizadas para recuperarla. Porque todo el mundo alaba el manejo del cuadro azulgrana, sin embargo, es asombroso ver cómo activa su aparato defensivo. Ejerce una presión asfixiante y velocísima sobre la pelota hasta que la consigue. Los delanteros corren para ensuciar la jugada rival, los volantes obstruyen lo suficiente para dividirla u obligar al error y enseguida salen los defensas (de por sí adelantados) para anticipar y recoger la bola. Es uno de los grandes secretos de este equipo. Por eso nadie logra dominarlo y es el rey de la posesión.

* Similitudes. Aun con las señaladas diferencias técnicas (que son mínimas), el United tiene un punto en común con el Barcelona: hace un culto de la pelota en cuanto a valorar su pertenencia. Siempre juega a pase seguro, es el equipo inglés que menos recurre al pelotazo. Tampoco vive del centro y cabezazo. Y asimismo es excelente en la faz defensiva. Al trío Iniesta-Messi-Xavi puede oponerle el tridente Rooney-Chicharito-Valencia.

Todo está dado para ver un espectáculo único, acaso el supremo que el fútbol pueda ofrecer en este tiempo.

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