El sábado pasado se cortó la racha de partidos consecutivos bateando hit que tenía Andre Ethier, jardinero de los Dodgers de Los Ángeles, que llegó a 30. Por eso se sigue valorando la marca de 56 de Joe DiMaggio, de los Yankees de Nueva York, en 1941, y aprovechamos esta circunstancia para decir algo más del mítico jardinero central conocido como el Yankee Clipper.

Por las estadísticas, DiMaggio es considerado como uno de los mejores beisbolistas de todas las épocas y eso que perdió buen tiempo al enrolarse en el ejército en la II Guerra Mundial. Él aceptó que no le pagaran su alto sueldo y solo recibir $ 50 mensuales. Cuando regresó no había perdido sus cualidades y siguió como una gran estrella.

Estupendo jardinero, gran bateador, seguro lanzado a las almohadillas, uno de los mejores corredores de bases y con una de las más bajas marcas de ponches recibidos (369; también 361 jonrones y 1.537 carreras impulsadas).

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Esas fueron razones suficientes que le valieron ser elegido al Salón de la Fama en su primer intento (1955), algo que solo logran las grandes figuras. Los Yankees retiraron el número 5 que usó entre 1936 y 1951, DiMaggio en su uniforme.

Fue nueve veces campeón de la Serie Mundial y siempre intentó mantener un perfil bajo. Cuando le preguntaban sobre sus hazañas, que provocaron la atención de todo el país dijo simplemente: “No tengo la menor idea. Es algo que sucedió y me tocó ser el protagonista”. Sencillo, elegante y de gran personalidad, después de su retiro su celebridad aumentó con su matrimonio con la actriz Marilyn Monroe, lo que resultó un gran acontecimiento mediático. En 1954 se unían dos de los personajes más famosos y populares de Estados Unidos.

Empezó a disgustarle ver los papeles exagerados de su esposa en las películas. No aceptaba que otros hombres compartieran las cualidades físicas de Monroe. Se alejó de su amigo Frank Sinatra porque en cierta ocasión se había mostrado muy amistoso con Marilyn.

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Nunca olvidó aquel saludo que la actriz, de la que se divorció a los nueve meses, le envió por su cumpleaños al presidente John F. Kennedy en el Madison Square Garden, en 1962, con un vestido muy ajustado y transparente que dejó poco para la imaginación.

Cuando la famosa escena de la rejilla del metro de Nueva York en Madison y la Séptima avenida en Manhattan, en la que el viento le levantó la falda a Marilyn, frente a una multitud que presenciaba la filmación, Joe creyó que ya era suficiente y decidió el divorcio.

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Es que había notables diferencias de temperamento, gustos, estilos de vida como para seguir viviendo bajo el mismo techo, por lo que después de 274 días se separaron y Joe se refugió en su restaurante en San Francisco, para alejarse de la fama que lo perseguía.

Cuando falleció Marilyn Monroe, en 1962, se encargó del funeral al que solo invitó a una treintena de personas y en secreto, tres veces por semana le enviaba a su tumba rosas hasta que la prensa lo descubrió.

Apoyó muchas obras benéficas y sociales, visitaba hospitales, ayudaba a recaudar fondos. El Yankee Clipper falleció el 8 de marzo de 1999, por problemas pulmonares. Se cerró así una de las más brillantes carreras deportivas. El presidente Bill Clinton dijo: “Cuando las futuras generaciones miren hacia atrás, pensarán siempre en Joe DiMaggio”. George Bush expresó: “No solo fue la racha bateando o su extraordinario genio en el terreno de juego, sino la forma como se condujo. Un ejemplo para todos nosotros”.