Los latinoamericanos no somos flojos, sino todo lo contrario. De hecho, en América Latina trabajamos mucho más que en países como Alemania o Estados Unidos. El más reciente estudio de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), “Panoramas de la Sociedad”, lo confirma. Sin embargo, a pesar de todo nuestro esfuerzo, no ganamos los mismos sueldos, ni tenemos un nivel de vida parecido a los europeos o a los estadounidenses. Ni siquiera cerca. ¿Explotación? No. Simplemente, aprovechamos mal todo ese tiempo que invertimos en el trabajo.