Una política caracterizada por el “hipernacionalismo” y una “obsesión por la soberanía nacional”, por parte del Gobierno de Ecuador, así como la falta de propuestas claras y garantías efectivas para los donantes, entorpecieron la acogida que se esperaba para la iniciativa Yasuní-ITT, de acuerdo con los cables diplomáticos enviados por la Embajada de Estados Unidos en Quito.