Un drástico reglamento entró en vigencia en febrero 18, que restringe la promoción de productos alimenticios y bebidas. En materia de publicidad, el Ecuador abandona las normas imperantes en el mundo por nosotros conocido.

Al gobierno preocupa el deterioro de algunos índices de salud. En algunos casos, puede deberse al envejecimiento de la población, pero ciertamente, influye también el cambio de hábitos alimenticios. Por lo que las autoridades han decidido que, mediante un reglamento de publicidad, van a encauzar a la población hacia la adopción de mejores hábitos.

La española Freixenet contrató a Shakira para publicitar su vino espumante. Habrá que ejercer censura previa de la publicidad en la televisión por cable y revistas importadas, ya que “en la publicidad de bebidas alcohólicas, por ningún motivo se vinculará… a la imagen de la mujer como símbolo sexual”.

Comienza la temporada playera, y sale al aire la publicidad de un grupo de chicos y chicas bailando en la playa brindando cerveza. Pero no es permitida una publicidad que “atribuya al producto propiedades sedantes, estimulantes o desinhibidoras”.

¿Qué se puede hacer para introducir una nueva marca de funditas de chifles o papas fritas? “La autoridad sanitaria aplicará restricciones a la publicidad de los alimentos procesados con altos niveles de grasa, azúcar y sal…”.

Una marca de yogur promociona la buena calidad de su producto mientras que otros, no de marca, pueden producir desórdenes gástricos. El reglamento prohíbe “realizar comparaciones entre productos”.

Un spot publicitario tiene a una familia feliz en la mesa del desayuno; la madre atiende al niño que mira con anticipación el cereal que le sirven. “Se prohíbe la utilización de menores de edad en el material publicitario”.

Una embotelladora busca capitalizar en un decir común: tiene a un explorador arrastrándose en el desierto, y se le ilumina la cara, puesto que encuentra “la última coca-cola del desierto”. Se prohíbe “la utilización de imágenes que idealicen un producto”.

Nestlé saca una nueva marca de bombones que anuncia orgullosamente son producidos con cacao ecuatoriano, el mejor del mundo. “No se utilizará en la publicidad designaciones de países, regiones … para distinguir productos similares de otro origen o naturaleza”.

La publicidad de los productos alimenticios no podrá estar dirigida a promocionarlos. Más bien, se ordena que en su lugar la publicidad “promueva la práctica de deportes y el consumo de alimentos naturales”.

No más paisajes hermosos, figuras humanas atractivas, música pegajosa, caras alegres: “La publicidad estará fundamentada específicamente en las características o especificaciones del alimento aprobadas en el registro sanitario”.

Todo este control será previo a la publicidad. Ahora se requerirá autorización del Ministerio de Salud para sacar un anuncio.

Es inobjetable la buena intención del gobierno, de mejorar los hábitos alimenticios. Pero el método al que se recurre revela una actitud paternalista. El Papá Estado sabe mejor que el ciudadano lo que a este le conviene.

Es la eterna lucha entre individuo y Estado por determinar hasta dónde van los derechos del primero y cuándo comienza su sujeción al segundo.

Bajo la actual Constitución, el ámbito del Estado se amplía a expensas del individuo.