Era una noche lluviosa en el Manso Boutique Hostal, enclavado en la elegancia más clásicamente guayaquileña, donde reinaba un jolgorio atractivo que presagiaba el evento programado. Todos los jueves este lindo boutique hotel ofrece música en vivo de mucha calidad. Esta vez la convocatoria era impresionante y difícil de creer. El noventa por ciento del público eran mujeres vociferantes y de todas las edades.