EFE
SANTIAGO.- El presidente de Chile, Sebastián Piñera, llamó ayer a terminar con las "divisiones del pasado" y "pidió trabajar para construir un futuro de unidad nacional", durante un acto en conmemoración por el 11 de septiembre de 1973, a 37 años del golpe militar que derrocó al presidente socialista Salvador Allende, quien se suicidó.

Es la primera vez que el aniversario del golpe militar que culminó con la muerte de Allende y la dictadura militar de Augusto Pinochet se recuerda en un gobierno de derecha.

"Tres de cada cuatro chilenos que hoy día viven en nuestro país eran menores de edad o ni siquiera habían nacido el 11 de septiembre de 1973 y, por tanto, no podemos quedarnos atrapados en las mismas querellas y visiones y odios del pasado, eso no es la tarea de nuestra generación: la generación del bicentenario", dijo el Mandatario desde el monumento natural de La Portada.

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"Chile no tiene nada que celebrar en este Bicentenario", dijo Mireya García, vicepresidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (AFDD), para quien "este 11 de septiembre es difícil recordar a nuestras víctimas con la dignidad con la que lo hacíamos todos los años".

"Estamos bajo un régimen derechista, parte del cual participó en la dictadura y que hasta hoy justifica las violaciones a los derechos humanos", dijo.

El Mandatario destacó además el proceso de transición democrática que vivió Chile desde la dictadura militar a un gobierno democrático, iniciada en 1988, señalando que "la hicimos entre todos y la hicimos bien y muchos la califican como ejemplar".

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Piñera, el primer mandatario de derecha desde la caída del gobierno militar de facto, en lo personal fue opositor a la dictadura que encabezó Pinochet entre 1973 y 1990.

Durante la dictadura de Pinochet, que se extendió hasta 1990, 3.000 personas fueron asesinadas o desaparecieron. Unos 560 militares son procesados por esos crímenes. Pinochet falleció en el 2006 sin recibir condena de la justicia.

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Ayer, unas diez mil personas del Partido Comunista y agrupaciones de Derechos Humanos se movilizaron por las calles del centro de Santiago hacia el cementerio de Santiago.

Pero la marcha fue interrumpida por un grupo de personas encapuchadas que destrozó propiedad pública y quemó banderas chilenas y de EE.UU.

Según difundieron las televisoras, unos 50 encapuchados, provistos de piedras y objetos contundentes, destrozaron semáforos, señales de tránsito, gasolineras y varios vehículos de prensa. También se enfrentaron con la policía, que intentaba disolver a la turba.

Las autoridades no informaron si se registraron heridos o detenidos. El viernes un hombre resultó herido a bala y otros tres fueron detenidos en la comuna de San Bernardo donde fue atacada una comisaría.

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