Débora (nombre protegido) lo recuerda claramente. Alrededor de las diez y media de la noche del 30 de agosto de 1985, un viernes, ella iba a regalar un oso de peluche a su novio. A esa hora los dos conversaban apaciblemente en la calle, pero la presencia de una furgoneta que daba vueltas los atemorizó y decidieron despedirse. Él retornó a su casa, un inmueble de dos plantas ubicado en la ciudadela La Chala, en la calle Tercera, que cuatro horas después centenares de policías cercaron en medio de una balacera.