En proyectos realizados actualmente en Ecuador por la Fundación Proambiente, las pilas son recogidas en diferentes sectores (actualmente solo Quito) en recipientes especiales que son entregados a la Secretaría de Ambiente del Municipio de Quito. Luego son vendidas a una institución llamada Fonag, que se encarga de reutilizar todos los elementos posibles de estas. Otra opción es que se mezclan con cal para formar bloques y así elaborar monumentos u otro tipo de construcciones.