En tres años de administración, el discurso del presidente Rafael Correa se ha radicalizado. La confrontación con grupos políticos, sociales y empresariales muestra un discurso que, en la práctica, varió frente a algunos elementos que pregona el plan de gobierno de Alianza PAIS (AP) del 2007.
Dentro de ese programa, elaborado por decenas de personas, algunas de las cuales hoy son ex colaboradores del régimen, se describía un país con una democracia más participativa, consensual y abierta a escuchar opiniones, aunque estas difieran de las demás.