Han sido iconos a los que se atribuye una integridad y una coherencia que son, en realidad, inverosímiles. Es necesario hacer una lectura que recupere sus contradicciones porque son parte de su atractivo y de su contemporaneidad. Los próceres, esas figuras perfectas que nos describe la historia de bronce, no existen.¿En esas contradicciones reside el fallo de la constitución de esos estados nacionales? La dificultad de hacer corresponder constituciones republicanas y liberales con sociedades tan diversas es el embrión de los mayores conflictos.¿De ahí el título de la obra, Las repúblicas de aire? Simón Bolívar tenía la sensación de que se estaban construyendo castillos en el aire, porque esas constituciones supuestamente perfectas, ya fueran centralistas, federalistas, presidencialistas o parlamentarias, tenían poco que ver con una realidad tan compleja como la de los virreinatos que se desprendían del imperio borbónico y se constituían en nuevas repúblicas.¿He ahí el vaivén entre la utopía y el desencanto? Los caudillos y caciques que surgen durante el proceso de la guerra, los secesionismos regionales, las guerras civiles, la dificultad de lograr un reconocimiento sólido para la soberanía de las nuevas repúblicas porque la España de Fernando VII desea reconquistar el imperio perdido y las nuevas potencias atlánticas como Francia o Gran Bretaña limitan su soberanía propician el desencanto. Estos próceres comparten, además, el dilema de la heterogeneidad social y la homogeneidad cívica del modelo republicano, la experiencia del exilio y la traducción.Como en aquella época, en estos años también asistimos al surgimiento de caudillos… Son caudillos diferentes, los de antes eran militares. Hugo Chávez sería una excepción, pero hay que entender que en aquella época las instituciones y las prácticas políticas eran mayoritariamente autoritarias. Los nuevos caudillos tienen una legitimidad democrática y han llegado al poder por la vía electoral. La violencia ha dejado de ser un método de conquista del poder en las nuevas democracias latinoamericanas.¿Ese cierto desencanto que provoca la democracia en la actualidad no puede abonar el terreno para que surjan regímenes autoritarios? No. Sin embargo, hay una incorporación de instituciones autoritarias en un marco democrático. El mejor ejemplo es la reelección indefinida, que no altera las reglas democráticas pero vendría a ser semejante a la presidencia vitalicia.¿Las repúblicas de aire propone una forma distinta de estudiar la historia? La historiografía contemporánea de las últimas décadas ha abandonado las fórmulas doctrinales más rígidas que se habían heredado del positivismo o del marxismo y poco a poco se abre a la narrativa como una manera más flexible de practicar la prosa histórica.¿Estamos ante una reivindicación del papel de estos próceres en la literatura? Es que son fundadores de la política moderna hispanoamericana y, al mismo tiempo, fundadores de la literatura moderna hispanoamericana. Andrés Bello y José María Heredia han logrado ese reconocimiento, pero a Simón Bolívar, Vicente Rocafuerte o Fray Servando Teresa de Mier no se les incluye como fundadores de las letras y lo son, porque la literatura política constituyó un género fundamental de aquellas décadas.¿Cómo influyó en la formación intelectual de estos próceres esa literatura política? Todos entendieron que la literatura era un instrumento de la construcción republicana y de constitución de nuevos ciudadanos. Al producir sus obras en un contexto de apertura de la esfera pública ven a la literatura como un instrumento de pedagogía cívica, para difundir los valores de la república y contribuir a crear ciudadanías modernas. En las dos últimas décadas, la esfera pública ha experimentado una transformación tecnológica que altera de algún modo los roles; y el letrado tradicional de escritura y lectura deja de ser una figura central.¿Y hoy se puede hablar de la existencia de ‘repúblicas de aire’? En aquella época era muy evidente la distancia entre los modelos constitucionales y las sociedades hispanoamericanas. Hoy se puede plantear ese dilema en las repúblicas que siguen hablando de sociedades homogéneas cuando en realidad son sociedades multiculturales. Sin embargo, muchas constituciones empiezan a incorporar estos elementos de derechos comunitarios.¿Qué destacaría del papel que jugó Vicente Rocafuerte en las nacientes repúblicas hispanoamericanas? Es un caso emblemático. Él se define como guayaquileño y americano, mas no como ecuatoriano. Fue una figura central de ese proceso de pedagogía republicana. Desde Filadelfia fue traductor de varios de los textos fundamentales del republicanismo americano, tradujo a Thomas Paine y a la Constitución norteamericana. Aunque no siempre se le reconoce, Rocafuerte fue fundamental en el proceso de concepción de la doctrina Monroe y en la constitución de la primera república federal mexicana.¿Por eso le costó tanto incorporarse a la política ecuatoriana? Fue una transición muy dramática. Hay algunos escritos en los que transmite el drama que implica dejar de ser americano para convertirse en ecuatoriano. Rocafuerte mira cómo surgen las naciones y nacionalismos y siente nostalgia por la Filadelfia de los años veinte, donde no había divisiones nacionales y todos eran americanos. Lamenta que se haya perdido ese momento hemisférico de la república y que deba entrar en la vida política nacional.¿Por qué le marcó tanto su estancia en La Habana? Él, como muchos de sus contemporáneos, tuvo un primer momento de simpatía por la Constitución de Cádiz. Es en La Habana cuando al vincularse a liberales criollos que tratan de impulsar la publicación del periódico El Argos empieza a ver los límites de ese esquema y a darse cuenta de que dentro del liberalismo gaditano no se puede resolver el problema de la independencia y que esta debe darse por vía republicana.¿Fue un punto más de inflexión en su evolución intelectual? La suya es una transición muy simbólica, representativa de toda su generación. Bolívar nace republicano, pero Rocafuerte pasa por las cuatro fases principales de la formación política de esa época: fue liberal gaditano, monarquista parlamentario británico, republicano bolivariano y republicano federalista.¿Cómo se entiende su defensa a ultranza de la tolerancia religiosa? En eso es bastante peculiar. Mientras en muchas de las repúblicas hispanoamericanas se aplica el principio de que la religión católica es la única tolerada, Rocafuerte es de los pocos republicanos que defiende la tolerancia religiosa porque en su experiencia en Filadelfia se da cuenta de que este es un elemento fundamental para la colonización de territorios con escasa densidad demográfica, como era el caso de los estados del norte de México.","isAccessibleForFree":true}
MADRID. Con el libro Las repúblicas de aire. Utopía y desencanto en la revolución de Hispanoamérica, el historiador Rafael Rojas se adjudicó el Premio de Ensayo Isabel de Polanco. Foto: redaccion
“Lo único que se puede hacer en América es emigrar”. Simón Bolívar, dueño de esta frase, murió dudando si encabezar una nueva guerra de independencia contra los caudillos nacionales u optar por el exilio. Los dilemas a los que se enfrentaron los primeros republicanos en la hechura de los nuevos Estados es el eje sobre el que gira Las repúblicas de aire. Utopía y desencanto en la revolución de Hispanoamérica, obra que se adjudicó recientemente el Premio de Ensayo Isabel de Polanco, dotado con 100.00 dólares.