Por: Ricardo Tello Carrión

No estuvieron todos, pero fue un buen inicio. Estuvo el Alcalde de la ciudad. Sus asesores. Al Gobernador lo subieron a la fuerza en una bicicleta y también estuvo. Llegó la dirigencia deportiva. Los deportistas. Algunos ciudadanos. La prensa local no se dio por enterada.

Era el Día sin carro, un proyecto que se ha tomado al menos dos mil urbes en todo el mundo. Bogotá ya lleva más de una década y en Quito el proyecto se inició en el año 2005. Como cada 22 de septiembre, este martes se conmemoró el Día sin carro, pero esta vez con la decisión política de adherirse, de la administración local de Cuenca, tercera ciudad según su densidad poblacional con más vehículos por habitante en el Ecuador (un carro por cada seis habitantes). Y por ello se cerró al parqueo tarifado un importante perímetro del Centro Histórico –área especial que desde 1999 es Patrimonio Cultural de la Humanidad– y se decidió que los funcionarios públicos trabajen en una sola jornada hasta las 16:30.

Nadie podía utilizar su vehículo. Solamente el transporte público, bicicletas o un buen par de zapatos. Aunque en ciudades como San Francisco, Madrid, Bogotá, Amsterdam o Santiago se multa a quienes transgreden la prohibición de guiar vehículos particulares, en Cuenca esta primera experiencia tuvo finalidades exclusivamente de difusión.

Según datos del Departamento de Ingeniería de Tránsito de la Policía, tal como están las cosas, circular por el casco antiguo de Cuenca toma, a cada conductor con su vehículo, entre siete y nueve minutos por cada cuadra.

Por ello el objetivo, a más de disminuir la contaminación –que en la actualidad se ubica en más de 49 microgramos de partículas sólidas por centímetro cúbico de aire, de las cuales 85% es producto de los vehículos– y fomentar hábitos saludables en los ciudadanos –el infarto es la primera causa de muerte en Latinoamérica, por ejemplo– apunta a regular la circulación vehicular excesiva en ese reducido espacio que es el Centro Histórico y que, en esta ciudad, alberga a la mayoría de entidades públicas y privadas donde muchos ciudadanos hacen sus trámites, acompañados de sus vehículos.

El Día sin carro se integra a un proyecto ambiental que incluye, además, la reducción de 28 a 10 el número de líneas de buses que ingresan a esta área sensible. Además el reemplazo progresivo de la flota de transporte público actual, por una de mayor capacidad individual. Así, se disminuirá el número de buses urbanos y los que queden trabajarán en torno a centrales de transferencia.

Simultáneamente se impulsarán los proyectos que ya están en marcha: los denominados ciclopaseos que desde hace más de dos décadas organiza, cada quince días, diario El Tiempo; las visitas culturales en bicicleta, coordinadas por la Bienal Internacional de Arte –el mayor evento cultural del país–; el plan Ciudad saludable, de la Universidad de Cuenca –los viernes estudiantes y alumnos deben ir en bicicleta a clases– y ahora el plan ‘Cuenca camina, no contamina’, conectado con la iniciativa el Día sin carro.

Así, el hábito saludable de caminar o pedalear no se limitará a los parques lineales y espacios recreativos, únicamente los fines de semana.