Los ecuatorianos en Colombia reciben todo el apoyo que necesitan, asegura el cónsul de Ecuador en Bogotá, Carlos Ricardo Solórzano, quien sin embargo acepta no tener idea de cuántos comerciantes han llegado en los últimos tres meses ni tampoco de los inconvenientes que estos pudieran enfrentar o generar en el espacio público de Bogotá.

Solórzano es el único funcionario de mayor rango que representa a Ecuador en Colombia, luego de que en marzo pasado se rompieran las relaciones diplomáticas entre ambos países con el consiguiente retiro de sus embajadores, a raíz del bombardeo colombiano a un campamento guerrillero en suelo ecuatoriano. El cónsul señala que los otavaleños son muy queridos en Colombia y dice que él ha asistido a exposiciones de artesanías y música.

“Todos son gente sana y han logrado ubicarse sin inconvenientes en ciertas áreas de Bogotá”, explica. No está al tanto de la masiva llegada de comerciantes porque su tarea más bien es administrativa, justifica. El Consulado atiende trámites para la emisión de visas a colombianos, otorga permisos para el acceso de vehículos o celebra matrimonios entre ecuatorianos.

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A los coterráneos  se los apoya cuando son detenidos por el DAS, por indocumentados. “Hemos certificado que son hombres de bien”, indica. En el 2008 unas 20 personas han sido detenidas por esa causa. El Consulado ha dado albergue a quienes han perdido sus documentos y dinero, señala.

En el tema de la explotación laboral a menores de edad por los mismos ecuatorianos, Solórzano refiere que actúa bajo denuncia particular o cuando las autoridades han localizado algún caso. Cuando eso sucede, el Consulado gestiona la repatriación de los afectados. Dice que ha ayudado a seis menores explotados a volver a Ecuador.