Silvia Murillo
Puebloviejo, Los Ríos.- En la zona rural de Pueblo Viejo y entre un grupo de pilotos de avionetas fumigadoras hay denuncias sobre la posible incidencia de un plaguicida que se utiliza en las plantaciones en malformaciones y otras afectaciones a la salud.

Se trata del pesticida mancozeb, cuyo uso es prohibido en Estados Unidos, según el capitán Jorge Acosta, aerofumigador, quien  presentó una demanda en tribunales de ese país contra dicha marca. En Los Ríos, las autoridades de Salud investigan el caso.

Apenas balbucea una que otra sílaba. En sus diez años de vida, José Zambrano está imposibilitado de hablar, ni siquiera puede pronunciar la palabra mamá, lo que entristece a Marisol Montiel, de 38 años, madre del menor.

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Según la mujer, ningún médico que ha chequeado desde pequeño a José ha podido determinar la causa de su discapacidad lingüística, ya que según los exámenes hechos en su cerebro y otros órganos, estos se encuentran en perfecto estado.

Ante el hecho de que no hay una causa establecida para este problema, Montiel lo atribuye a las fumigaciones con mancozeb, un plaguicida que se utiliza en las plantaciones de banano que existen en la parroquia San Juan, del cantón Puebloviejo, en la provincia de Los Ríos.

No solo las plantaciones reciben las aspersiones desde avionetas sino también las personas que habitan cerca de las zonas agrícolas.

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Maira Ube, de 27 años de edad, sospecha que su hijo, que también nació con malformación en sus extremidades inferiores, pueda ser una víctima de estos químicos que afectaron a la placenta durante su periodo de gestación.

Ube llegó a esta conclusión ya que, según dice, tiene una hija que procreó cuando vivía en Manabí y está sana. Sin embargo, hace un poco más de siete años llegó a residir al recinto Bola de Oro, de la parroquia San Juan, y ahí nació Josué, quien sufre de paraparesia espástica (deformidad en las extremidades inferiores).

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Las sospechas de estas dos mujeres se sostienen en un examen toxicológico que tiene en su poder Geoconda Arana, de 37 años, y que pertenece a su hijo de 8 años, Elvis Villalta.

El examen fue hecho en marzo de este año en el Instituto Nacional de Higiene Leopoldo Izquieta Pérez, de Guayaquil.

En el documento se señala, aunque no se especifica en qué porcentaje, restos de carbamato, un compuesto del plaguicida mancozeb, en la sangre y orina del menor. Por eso a Montiel le recomendaron que también le haga a su hijo un examen.

“Hay más casos de niños que dan pena por sus problemas de malformación o discapacidad”, refiere Montiel, quien acudió con su hijo la mañana del pasado martes al Centro Multidisciplinario de Puebloviejo, donde se realizan rehabilitaciones a niños y adultos que sufren de algún tipo de discapacidad.

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“El otro día estaban fumigando y me cayó ese líquido en los brazos, eso arde, como que quema... y el agua y la ropa se contaminan”, precisa Vilma Quiroz, quien vive en el sector de San Juan Nuevo, en la parroquia del mismo nombre.

“La ropa que está tendida hay que recogerla (cuando pasan las avionetas fumigando) porque si se la utiliza así, el cuerpo le empieza a picar”, añade esta ama de casa.

Soraida Carrasco, terapista en estimulación temprana del Centro Multidisciplinario, dice que los recintos Bola de Oro, San Juan Nuevo y Barraganete son los más afectados por las fumigaciones que se las realiza en la mañana o tarde.

Por las frecuentes denuncias relacionadas a este tema, en el 2006, el Municipio de Puebloviejo decidió hacer un censo con el apoyo del Instituto Nacional de la Niñez y la Adolescencia (Innfa) de Babahoyo.

El censo se lo ejecutó entre el 2007 y este año, obteniendo como resultado que de las 250 personas con discapacidad, el 50% de los registrados en el cantón Puebloviejo son por problemas físicos, el 32% deficiencia intelectual, el 9% tiene problemas de  lenguaje, el 5% tiene discapacidad física y el 4% restante presenta problemas auditivos.

En este mismo censo se pudo detectar a los recintos donde se encuentran los casos de discapacidad, entre ellos,  Barraganete, La Pitaya, Bola de Oro, Campo Alegre, la María 1, Juana de Oro, Valdivia. También constan las parroquias Puerto Pechiche y  San Juan, y también el cantón Puebloviejo.

Al respecto, Carlos Ortega, alcalde de Puebloviejo, precisa que desde el inicio de su administración, en el 2005, recibió  denuncias que le hacían los ciudadanos sobre los casos de discapacidad y malformación con que nacen los niños y que entre los pobladores  son atribuidos a las aspersiones.

En el cantón Valencia, en cambio, mediante una ordenanza se logró que “los propietarios de las haciendas bananeras que están cercanas a la población se retiren 150 metros y que cambien de cultivo”, asegura  el alcalde Marcos Troya.

Troya precisa que con los bananeros acordaron que primero se tumben 100 metros de las plantaciones de banano y que se monitoree si eso es suficiente, de lo contrario se tumbarán los 50 metros más. En este espacio se sembrará guineo orito, que no necesita fumigación.

El Alcalde dice que en Valencia existen unas 20 mil hectáreas de sembríos de banano.

“Se han presentado problemas que antes no existían como enfermedades de la piel y distrofias, y a lo único que se puede atribuir son a las fumigaciones”, añade el funcionario.

Pero no solo la provincia de Los Ríos se ve afectada por las fumigaciones con mancozeb, también están cantones de la provincia de El Oro, como el Guabo, y en Guayas, en el cantón El Triunfo.

Cifras

1.300
Personas acudieron al Centro Multidisciplinario de Puebloviejo desde agosto hasta noviembre de este año.

50
Por ciento  de los pacientes presenta  discapacidad física y el 32% intelectual.