| claramedina5@gmail.comLos textos que integran Sueños reales son un testimonio de su lectura de autores que le cambiaron la vida. Pero también muestran las obsesiones, los deseos, las ilusiones, los fracasos y humillaciones que alimentaron las obras de estos”.El poeta Juan Ramón Jiménez se enamoró perdidamente de una mujer que nunca conoció. Sin embargo, a ella le dedicó el mejor poema de amor que haya escrito en su vida: Carta a Georgina Hübner en el cielo de Lima. El escritor checo Franz Kafka hizo creer a una niña que él recibía cartas de una muñeca. James Joyce tenía una hija esquizofrénica, de la que poco se sabe. Estas y muchas otras referencias, el lector puede encontrarlas en el libro de ensayos Sueños reales, la nueva obra del peruano Alonso Cueto, ganador de premios como el Herralde de novela, por La hora azul, y el Planeta-Casamérica, por El susurro de la mujer ballena. Estuvo invitado, recientemente, en la Fiesta Internacional de la Cultura, que se desarrolló en Quito y Guayaquil.Cueto lo señala en el prólogo. Los textos que integran Sueños reales son un testimonio de su lectura de autores que le cambiaron la vida. Pero también muestran las obsesiones, los deseos, las ilusiones, los fracasos y humillaciones que alimentaron las obras de estos. En el volumen el escritor revela facetas poco conocidas de los autores y acerca al lector a ese humano que hay detrás de toda creación literaria o artística. Es una obra editada por el sello Seix Barral y contiene 208 páginas. Recoge textos que Cueto publicó, a lo largo de su trayectoria, en revistas y suplementos literarios, o leyó en encuentros, y que ahora reúne. Es un libro encantador, profundo y a la vez sencillo. No solo puede enganchar a los especializados en literatura o a los lectores consumados, sino a todo aquel que desee conocer un poco sobre la vida de los otros. A comienzos del siglo XX, dos jóvenes peruanos, asiduos lectores, querían tener las obras recientes de Juan Ramón Jiménez, difíciles de conseguir en Lima, y decidieron escribirle al autor. Para llamar su atención, lo hicieron con nombre de mujer, el de la prima de uno de ellos: Georgina Hübner, que no estaba enterada del asunto. Entre la firmante de la misiva y Jiménez se forja una comunicación epistolar intensa, casi romántica.Un día, unos estudiantes peruanos visitan en Madrid al poeta, y este les pregunta si conocen a Georgina Hübner. Le responden que sí y que ella oculta siempre una pena de no ser amada. Jiménez le escribe una urgente carta a Georgina y le dice que viajará a Lima para estar a su lado.Los jóvenes que escribían y enviaban las cartas con el nombre de la muchacha se asustan. Jiménez, a través del Consulado peruano en Madrid, recibe pronto una epístola que dice: “Comunique al poeta Juan Ramón Jiménez que Georgina Hübner ha muerto”. Desconsolado, Jiménez escribe un sentido poema fúnebre para su amada, que es su más bello poema de amor. Aunque hay anécdotas llenas de humor como esta, Sueños reales trasciende esa faceta. Sostiene, por ejemplo, que las obras del norteamericano William Faulkner ilustran aquello de que todos los seres humanos son el resultado irreparable de su pasado. O que para Vladimir Nabokov, al igual que para Humbert Humbert, el protagonista de su novela Lolita, los viajes eran una forma de hogar. De George Sand, esa irreverente escritora del siglo XIX, anota que más que el talento para escribir, tenía el genio para vivir. Uno de los ensayos más conmovedores es el dedicado a Lucía Joyce, la hija esquizofrénica de James Joyce, que él tanto amó y a la que no pudo cuidar por sus ocupaciones literarias. Y uno que desborda ternura es aquel sobre Franz Kafka. Se dice que una vez el autor de Metamorfosis encontró a una niña llorando porque había perdido su muñeca. El escritor le dijo que su muñeca no se había perdido, sino que salió de viaje, a buscar una vida propia, pero que la recordaba mucho. “¿Cómo lo sabes?”, preguntó la niña. “Porque me ha escrito cartas”, respondió Kafka. “¿Puedes enseñarme las cartas?”, dijo la niña. Al siguiente día, Kakfa le llevó una carta y luego otra. Y otra. En este ensayo encontramos a un gigante de la literatura en una faceta dulce y compasiva: la del hombre que es capaz, a través de la palabra y la imaginación, de revertir el dolor de una niña. Sueños reales es un libro para disfrutar. Para leer y releer. Y, además, no necesita que el lector guarde un orden cronológico. Se puede empezar por el ensayo que uno prefiera.