Se habla mucho de la televisión, se critica, se analiza, se cuestiona sobre su rol en la educación de los ciudadanos. Se censura a ‘José Luis sin censura’, se discute sobre los contenidos en horarios familiares, la producción, los errores de sintaxis y ortográficos, etcétera. Todo esto tiene sentido si hablamos del medio de comunicación con mayor influencia en la sociedad. Ahora, disimuladamente, se escabulle entre estas miradas críticas otro tipo de contenidos, que tienen la misma presencia, que ocupan la misma pantalla y se dirigen a las mismas audiencias: la publicidad.