Los cubanos viejos lo comparan con un mítico ciclón que asoló la isla en 1944. No hubo muertos.
Pueblos y cultivos arrasados, árboles y torres eléctricas caídos, calles cubiertas de troncos y tejas, y miles de personas asombradas de tanto destrozo dominaban ayer el paisaje en la provincia cubana de Pinar del Río, azotada el sábado por el huracán Gustav.