Lo que no entiende el Correa es que los militares no hacen las cosas diuna, como a él le gusta, sino que primero planifican estratégicamente su acción, delinean sus coordenadas, trazan sus vicectrices, analizan las posiciones del enemigo, planean la operación según informes de la inteligencia, y solo después actúan. Por eso, sus resultados tardan un poquito más de la cuenta.
¿No ven lo que le pasó al contralmirante Zurita? ¿Caso que era cuestión, como quiere el hiperactivo del Correa, de instalar la broca en la mitad de pozo y comenzar a extraer el petróleo? No, pues. Él tenía que analizar primero cómo estaban los pozos. Y resultó, ¡oh!, que estaban horizontales.
¡Qué tal tontera! Entonces delineó todo el plan para cambiarlos a verticales lo cual, como es lógico, toma bastante tiempo. Después se dio cuenta de que no había torres. Y comenzó a buscar torres. Llamó por orden de lista a todos los Torres de la Marina, pero ninguno servía. Eran, ¿cómo les explico?, un poco medio patuchos y para la explotación petrolera se necesitan altísimos. Entonces aceptó la propuesta del Chávez, que le ofreció torres venezolanos, pero descubrió que esos torres eran femeninas. O sea eran las torres. Y es que en Venezuela se especializan en lo femenino y por eso tienen tantas misses Universo, creo. Pero, además, de las muchas torres que le prometieron, le mandaron solo unita, aunque muy hecha la liposucción y, además, vieja. ¡Qué pendejada! Chuta, así cómo iba pues a subir la producción al mismo ritmo en que subían los precios del crudo. Por eso, el contralmirante dijo que el volumen del crudo iba a aumentar recién en julio, pero hasta eso, ¡pum!, le cayó uno de esos cañonazos verbales fulminantes del Jefe Supremo de aire, mar y tierra, y renunció.
Igualito pasa con las carreteras. En todo el tiempo que las han tenido a su cargo, los militares han estudiado la realidad vial, han hecho mapas de cada hueco, han fijado su dimensión, han dibujado sus vicectrices, han planificado las estrategias para bachearlos según los dictámenes de la inteligencia militar y, solo después de eso, van a comenzar a transformar las carreteras en autopistas para autos, barcos y aviones. Ojalá el Correa, como no comprende la estrategia, no les tome cuentas y les diga que tienen que incrementar la perforación. ¡Ay no, qué bruto! Que tienen que tapar los miles de pozos de donde brotan amortiguadores, llantas, puntas de eje y cadáveres, quise decir.
Lo único bueno es que como ya les va a dar aviones, helicópteros y ametralladoras flamantes, los militares van a seguir estando felices con el Correa y continuarán respaldando la revolución ciudadana que, para qué también, resultó bien marcial. ¡Qué chévere!