Sumamente aplaudida en el Festival de Biarritz, donde fue presentada en estreno mundial, la película Cuando me toque a mí, del ecuatoriano Víctor Arregui, mezcla desesperanza y humor negro para hacer una pintura implacable de la sociedad quiteña.

Alrededor de su personaje central, un médico legista solitario y escéptico cuya principal compañía son los cadáveres, la película va tramando un tejido de vidas de los diversos personajes de Quito, vinculados por acontecimientos sombríos: la madre y el hermano del legista, un taxista, una mujer, su marido y su amante, un costeño recién emigrado a la capital... Todos esos destinos terminan entrecruzándose en la morgue.

Secundada por un sólido elenco de actores (Manuel Calisto, Juan Martín Cueva, Ana Miranda, Ramiro Logroño), Cuando me toque a mí describe a la vez con amargura y con humor la desesperanza de personajes que sobreviven o mueren en una sociedad ante la cual se sienten impotentes.

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La omnipresencia de la muerte "es un un problema personal, un estado de ánimo mío, no de la ciudad de Quito", pero es verdad que a los ecuatorianos nos gusta "reflexionar, hablar y hasta reirnos de la muerte", declaró el director en Biarritz.

En cuanto a la desesperanza, "yo hablo de las cosas que pasan en mi ciudad. En Quito si alguien de un sector popular muere, a nadie le importa", agregó.

"En Ecuador siempre fuimos pobres, pero ahora somos más pobres. Nadie se enteró que en Ecuador pasó lo mismo que en Argentina, que hubo una crisis económica dramática que obligó a emigrar al diez por ciento de la población", comentó Arregui.

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El director evocó las dificultades de hacer cine en su país, "similares a  las de muchos países de América Latina". "En los años 80 se hizo en Ecuador una sola película, en los 90 otra. A fines de los 90 se produjo un pequeño boom y gracias a la tecnología digital ahora hay más cine, pero en toda la historia del cine ecuatoriano existen solo unas doce películas", explicó.

La película fue terminada hace solo una semana, y en su proyección en Biarritz fue la primera vez que afrontó al público. Dado el recibimiento que tuvo, no sería sorprendente que iniciara su carrera con un lugar en el palmarés.

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También en competición por el Gran Premio El Abrazo, el peruano Francisco Lombardi presentó Mariposa Negra, basada en la novela Grandes Miradas de Alonso Cueto.