‘La Marujita se ha muerto con leucemia’ se presentó ante un 50% de público ecuatoriano.

Desde hace un año las Marujas planearon su llegada a Madrid. Con el apoyo de Ensayo 100, teatro alternativo de la capital española, y la Embajada ecuatoriana, agarraron su vestuario y parte de su escenografía para presentar una de las obras más representativas de Ecuador en los últimos tiempos.

“Están maquillándose y están un poco nerviosas porque en 20 minutos se presentan”, señaló la encargada de prensa cuando quise entrar tras bastidores. Luego de insistir al director de sala logré pasar al escenario y observar que el antiguo teléfono, el aparador, el maniquí de Alfonsito y la radiola habían cruzado el charco para acompañar a las Marujas. Una escenografía menos barroca se diferencia de la que se solía ver en el Patio de Comedias en Quito. “Si por mí hubiera sido no hubiese traído nada, porque queremos enfocarnos más en el cuerpo del actor”, agregó Guido Navarro, director de la obra.

Era la primera vez que actuaban en una sala más pequeña y con un público que no está familiarizado con el país, ni con su historia, ni con su lenguaje. Nueva York hace un par de años había sido un éxito, pero Madrid, en esta ocasión, un desafío. A la entrada del teatro un volante explica el léxico ecuatoriano y muchos se niegan a leerlo. “Es el problema de ellas explicarlo, no el mío”, manifestó una actriz argentina cuando le sugerí que leyera el texto para que entendiera mejor la obra.

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Juana Guarderas, en su papel de la cuencana Aurelia, está lista en el escenario. El tradicional vestido negro, su casa de rica arruinada y su actitud bondadosa enganchan al público. De repente Martha Ormaza, la manabita Engracia, y Elena Torres, la quiteña Sara, entran en escena. “Mamitico”, “hijitaf”, “shunsha” y “bolones de verde” son palabras que llegan a sonar extrañas en Madrid.

El público ecuatoriano suelta carcajadas, pero otros necesitan explicaciones simultáneas de los significados. “Choclo es maíz”, explica Santiago Alonso, un español que ha viajado a Ecuador, a Luis González, otro madrileño, cuando Sarita daba la receta de las humitas, choclotandas o chumales. “Ecuador sigue siendo un país desconocido a pesar de la alta migración que existe en España. Somos una diversidad y estas viejas máscaras retratan la existencia de las regiones ecuatorianas, su idiosincrasia y sus costumbres”, expresa Guarderas.

Después de 1.200 presentaciones es una de las primeras veces que la sala está medio llena y que la gente no ha respondido como ellos esperaban. ¿Cómo sintieron al público? “Distante”, dijo Navarro, “difícil”, comentaron las actrices. Están mal acostumbradas a grandes teatros, repletos de gente y esta vez no fue una reacción homogénea, sino individual.

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En un diálogo en donde se menciona al manicomio Lorenzo Ponce de Guayaquil explicaron que era el equivalente al Cien Pozuelo de Madrid y fue una de las pocas ocasiones en donde el público rió en conjunto. “Es como representar a las regiones españolas: las gallegas, las madrileñas, las andaluzas”, explica Elena Torres, quiteña de nacimiento, quien confesó que le costó personificar su papel a pesar de haber nacido en la Capital.

Juana se desmaquilla las cejas de Aurelia. Martha Ormaza se quita el trasero relleno de tela y sorprende el acento serrano, ya que es oriunda de Alausí. “Tengo muchas amigas manabitas y eso me ayudó con Engracia”. Para ellas presentar la obra en Madrid fue todo un sacrificio. Golpearon más de una puerta al Gobierno y a la empresa privada y a último momento todos se echaron para atrás.

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No han bastado 13 años de éxitos con la obra, ni su experiencia como actrices porque “a todas nos tocó endeudarnos con los pasajes y la estadía para estar aquí”. En primera instancia traían cuatro obras de teatro ecuatorianas, luego se redujeron a dos y finalmente quedó esta obra. “Es un paso muy grande que estamos dando para difundir la cultura ecuatoriana. La intención no solo para que se exhiba, sino que los grupos de teatro ecuatorianos tienen que salir, para que los critiquen, para que crezcan”, dice el director de Ensayo 100, el ecuatoriano León Sierra.

Diciembre y enero son los meses más taquilleros en Madrid. La Marujita se ha muerto con leucemia estará durante dos semanas exhibiéndose. Los fines de semana se espera la presencia de los ecuatorianos luego de que Sierra y su equipo repartan volantes en el metro de Cuatro Caminos y en el parque de El Retiro, zonas frecuentadas por los coterráneos. ¿Entendiste la obra? pregunté a la argentina. “Claro, la entendí toda, ellas son excelentes”, respondió.