Se confiesa bígamo, no porque comparta su vida con dos mujeres, sino porque su tiempo lo dedica a dos profesiones, literatura y periodismo, las cuales dice no dejará nunca.

El escritor español Juan Manuel Rodríguez (58), quien reside desde hace 34 años en Quito, se dedica desde 1980 a la escritura. En ese entonces compuso su primer cuento Algunas compras y otros encargos, que lo presentó en el concurso Aurelio Espinosa Pólit y quedó finalista.

Su actividad literaria y los premios obtenidos es fecunda. Tiene a su haber seis novelas, como Hombre de cenizas (1991), que obtuvo el Premio Internacional de Novela Fernando Jeno de México; y El pulso de la nada (1996), fue finalista de la Bienal de Novela Ecuatoriana. Entre sus dos cuentos está La levedad del vino (1986), que ganó el segundo lugar en el concurso internacional de cuento Gabriel Miró en España. Se prevé la reedición de esta obra para octubre próximo.

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Hizo cursos introductorios y  escribe para el Centro Internacional de Estudios Superiores de Comunicación para América Latina (Ciespal). De su práctica como periodista consta su labor como editorialista del diario La Hora que ejerce desde febrero pasado. Desde 1995 es decano de Comunicación de la Universidad San Francisco de Quito.

Desde los 16 años hace poesía, la cual no muestra a nadie porque no la considera buena. Indica que los temas que desarrolla en ella son los mismos que cualquier otro hombre vive. “Los humanos tenemos historias repetitivas, lo que difiere son los tiempos y espacios”, argumenta Rodríguez.

Rodríguez prefiere escribir desde las 03h00, porque asegura que su cuerpo le pide “evacuar” las ideas que le rondan en la cabeza. Explica que el periodismo y la literatura son “ñaños” que buscan atrapar al lector desde el inicio de un texto. “Debes lograr que te sigan leyendo”, dice.

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La gran diferencia entre ambos es la prueba, porque “en literatura puedes ficcionar, en periodismo, no, aunque algunos lo hacen”, comenta. Los elementos recurrentes en sus narraciones son la autenticidad, la justicia, las diferencias sociales y los recuerdos de infancia.