En contraste con otros países que han logrado atraer oficinas de instituciones científicas, como Panamá o Uruguay, en Ecuador hay escasas organizaciones internacionales dedicadas a la investigación. Una de las pocas iniciativas de estas características que sorprendentemente persiste en el país es el Centro Internacional para la Investigación del Fenómeno de El Niño (Ciifen). Al tener como objetivo la construcción de la resiliencia, el Ciifen ha demostrado que practica lo que predica; y, a pesar del escaso apoyo estatal, mantiene su sede en Guayaquil.

Lecciones no aprendidas de El Niño 1997-98

En el segundo semestre del 2023 podría presentarse el fenómeno El Niño, advierte Erfen

El Ciifen produce información y análisis científicos en áreas como agricultura, seguridad alimentaria, recursos hídricos y riesgos de desastres, con miras a fortalecer la adaptación al cambio climático en el país y la región. Este enero cumplió 20 años de existencia, durante los cuales ha producido información de excepcional importancia y calidad. Por ejemplo, en 2012 produjo un atlas de seguridad alimentaria, nutrición, desastres naturales y vulnerabilidad, y en 2013 produjo las primeras proyecciones de cambio climático para Ecuador. Ha desarrollado propuestas de adaptación para los recursos naturales marinos costeros y herramientas de monitoreo de sequía, gran preocupación nacional y global.

‘Nos llamó la atención este calentamiento acelerado que tuvimos en los últimos 15 días’, dice Carlos Zapata, presidente del Erfen, que advierte posible fenómeno de El Niño

Es una organización relativamente pequeña, pero aun así ha captado casi 15 millones de dólares de instituciones como el Banco Interamericano de Desarrollo, Banco Mundial, Corporación Andina de Fomento, Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la Unión Europea y agencias de cooperación de Suecia, Finlandia y Alemania. También tiene clientes privados, como Agroarriba S. A., a la cual le da lo que se conoce como un servicio climático en forma de un “sistema de alerta temprana (SAT) ante enfermedades del cacao debido a la influencia del clima”.

En estos tiempos, se ha visto la enorme necesidad de anticipar eventos extremos relacionados con el fenómeno de El Niño. Se inundan las ciudades, se arruinan los cultivos, se destruyen las vías, se interrumpe el comercio local, interprovincial y transfronterizo. En Ecuador, el servicio meteorológico no tiene fuentes de datos propios en todo el país, y donde está ausente el Ciifen mantiene una red de 200 voluntarios que diariamente miden la lluvia. Estos datos son esenciales, por ejemplo, para que las agroempresas decidan cuándo regar o no un cultivo.

En estos meses, este centro se ha preparado especialmente para ayudar a que Ecuador, y sus países vecinos, enfrenten un fenómeno de El Niño que se predice que llegará con intensidad en el segundo semestre de este año. Las autoridades gubernamentales y el público en general dependen de las predicciones y recomendaciones de sus científicos para tomar medidas que reduzcan los impactos de las lluvias torrenciales que se avecinan para prevenir la pérdida de vidas humanas, daños materiales y medios de vida. Conozco de cerca las limitaciones del servicio meteorológico del país, por lo que sé que el Estado ecuatoriano debe tomar en serio el papel que puede jugar el Ciifen en nuestro futuro más mediato, particularmente en la Costa. (O)