El aguacate es una de las frutas más versátiles que existe: puede usarse para acompañar una gran cantidad de platillos y también como ingrediente en remedios naturales a favor de la salud, la piel y el cabello.

Cuando se presiona el aguacate se desprende un aceite orgánico que contiene una gran cantidad de vitaminas y minerales, por lo que es ideal para incorporarlo en las rutinas de cuidado de la piel y del cabello, reseña el portal de Garnier.

Foto: Freepik

¿Cómo hacer el aceite de aguacate en casa?

El aceite orgánico de aguacate posee nutrientes como la vitamina E, el potasio, la lecitina, los ácidos grasos y la clorofila y se puede hacer de dos maneras, al horno o dejándolo secar al sol. Lo mejor es que al ser estable, se puede almacenar por largos periodos.

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Ingredientes: Solamente serán necesarios dos aguacates, según GastroLab.

Preparación:

1. Se extrae la pulpa del aguacate y se machaca con un mortero. Este procedimiento también puede realizarse en una licuadora, todo depende de los gustos.

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2. Se lleva a una bandeja para horno y se expande la pulpa del aguacate hasta formar una capa muy fina, la idea es que facilite el secado.

3. No calentar a más de 50 °C en el horno por cinco horas, siempre vigilando que no se ponga negro.

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4. Se rasca y se pasa un paño de algodón limpio.

5. Se procede a exprimir hasta que salga por completo el aceite.

Es importante saber que este es el proceso rápido; sin embargo, los aguacates también se pueden dejar secando al sol por un par de días.

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¿Cómo usar el aceite de aguacate?

Para el cabello seco: este aceite actúa como un acondicionador sin enjuague, ya que repara la hidratación y la suavidad del pelo. Se debe aplicar una nuez de aceite en el cabello todavía húmedo o ya seco antes del peinado y se distribuye uniformemente.

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Para la piel del rostro: se puede usar tanto la pulpa como el aceite de aguacate para hacer una mascarilla que calmará e hidratará la piel. Esta mezcla se aplica en el rostro y se deja actuar por 10 o 15 minutos. Pasado este tiempo, se enjuaga con agua o un limpiador facial, dependiendo de qué tan grasosa sea la piel.

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