Presionado por la situación que vivimos de inseguridad producida por la delincuencia, desconfianza en que el Gobierno y Justicia puedan resolver, desesperanza en una Asamblea que no tiene como prioridad la seguridad, negatividad por la poca oportunidad laboral y pesimismo de que la situación no cambie, pienso: ¿no será que me estoy ahogando, junto con muchos ecuatorianos, en un sinnúmero de argumentos lógicos, esperando que el Estado y sus instituciones nos salven sin que seamos capaces de tomar acciones positivas que nos autoayuden?

¿Nos está contagiando el pensamiento de que necesitamos un solo líder con el poder de imponer por la fuerza disciplina y orden? Sin embargo, manifestamos que nuestro espíritu es libre, soberano y democrático, pero sin apoyo de acciones patrióticas y poco esfuerzo por prepararnos para contribuir al sistema productivo nacional. Así, solo argumentamos y no hacemos las suficientes acciones personales positivas.

Asistí a una conferencia sobre lo positivo y negativo de pertenecer a la Convención del Mar. Participaron un técnico entendido en el tema, un activista político de izquierda, un asambleísta de Pachakutik y un excanciller. No llegaron al objetivo planteado. El activista y asambleísta repitieron algunas veces la pregunta: “¿Qué nos han dado?”. ¿Nos estaremos acostumbrando a pedir que nos regalen algo, sin comprender que nada es gratuito, menos aún en política nacional o internacional?

Robert Greene, estadounidense, en su best seller Las 48 leyes del poder, en la ley 9 expresa: “Gane a través de sus acciones, nunca por medio de argumentos”; no explique, demuestre; una victoria circunstancial con muchos argumentos es pírrica, porque el resentimiento de los afectados será tan intenso que terminará perjudicando a todos; lo más eficaz es coincidir en acciones positivas. La ley 40: “Menosprecie lo que es gratuito”; por lo general, implica un compromiso y una treta; todo tiene un costo que vale la pena pagar y tendrá libertad para aprovechar las oportunidades mediante el trabajo; así no habrá eterna gratitud o servilismo.

Debemos contribuir con acciones individuales positivas, no pedir regalos o dejarnos llevar por cantos de sirenas...

¿Algunos argumentan que somos ingobernables? Por ello, está en desarrollo una guerra política entre las autoridades elegidas del Ejecutivo y Legislativo. Sus intereses, odios y ambiciones por el poder intensifican la calumnia y descalificación pública, incluso utilizando temas muy íntimos o familiares. La justicia debe actuar.

Está en curso un proceso de juicio político contra el presidente de la República; no alcanzo a entender por qué, y creo que tampoco una gran parte de la ciudadanía. Incluso ha habido acusaciones relacionadas con el narcotráfico y un audio sobre un petitorio de ministerios. En redes sociales se publican argumentos sobre quiénes deberían tomar el poder, confundiendo el delicado escenario de gobernabilidad. ¿Acaso sus mágicas fórmulas serán las que necesitamos o estarán ocultos sus oscuros intereses?

Los argumentos a favor o en contra del Gobierno producen incertidumbre. Debemos contribuir con acciones individuales positivas, no pedir regalos o dejarnos llevar por cantos de sirenas orquestadas por falsos y ambiciosos líderes. (O)