Estas estadísticas -sencillas y reales- sí sirven y ayudan a entender más cabalmente el partido: 27 remates a 3, posesión de balón 74% a 26%, pases 792 a 288, precisión de pase 91% a 79%, córners 15 a 2. Y lo más importante: 3 goles a 1. Semejante supremacía fue del Manchester City, ayer, sobre su clásico rival, el Manchester United. Debe ser poco agradable para el técnico derrotado, en este caso Erik ten Hag, recibir de un asistente un papel con estos números: significa que lo pasaron por encima, que la tarea de sus dirigidos, y por extensión la suya, fue casi ridícula frente a la de sus rivales. Y pese a la brevedad del holandés en el cargo (desde abril de 2022) ya ha recibido varias palizas de parte de Pep Guardiola (6-3, 3-0, 3-1, 2-1). No puede aducir nada, simplemente su colega lo supera.

Conste que hasta el minuto 56 ganaba el United gracias a un sensacional remate de veinte metros de Marcus Rashford que hizo temblar el travesaño y picó dentro del arco. Pero no condecía con la realidad del partido. El City era más. Y haberse puesto en ventaja fue una tortura para el ManUtd. Fue sometido a un asedio casi insoportable. Es difícil pasarse 98 o 100 minutos siendo dominado y bombardeado. En algún momento la mente del que defiende se cansa, flaquea y se desconcentra. Fue lo que pasó. Y los goles celestes fueron llegando puntuales. Dos de Foden y uno de Haaland (antes erró uno que era para ir al psiquiatra, sólo debajo del arco, muy raro en él). Ver a un club gigantesco como el United ser sometido de esta manera es, como mínimo, extraño, sobre todo porque hasta el 2013 -cuando se fue Ferguson- era una aplanadora que acumulaba título tras título. Y pisaba al City, entonces un vecinito debilucho al que se le tenía lástima.

A falta de once jornadas, el City quedó segundo a un punto abajo del Liverpool y cuatro arriba del Arsenal. Entre los tres definirán una vez más la corona de campeón. Pero el City es, además, el máximo favorito a levantar de nuevo la Champions en todas las casas europeas de apuestas. Paga 2,80 euros a ganador, seguido del Real Madrid con 5,50, Arsenal 8,50, Bayern Munich 10, Inter 11. Y está también en cuartos de final de la codiciada Copa Inglesa. Otra vez le apunta a todo, como en la campaña pasada. Por su juego, por el método Guardiola.

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Siempre es bonito el clásico manchesteriano, sobre todo desde la fecha que marca un antes y un después en la historia del enfrentamiento y del fútbol inglés en su conjunto: el 1° de septiembre de 2008. Ese día el Abu Dhabi United Group, un grupo inversor del gobierno de Emiratos Árabes Unidos tomó el control del club a cambio de 250 millones de euros. A partir de allí nada fue igual para el City, y mucho menos para el United, que no sólo vio recortada su paternidad sobre su rival de patio, sino que empezó a sufrir una frustración tras otra. Pero, más que para el United, fue un problema para todos los clubes de la Premier League. Nadie se fijaba en el el City. Desde aquel 2008, el cuadro celeste ha ganado 22 títulos (7 Premier League, 3 Copa Inglesa, 6 Copa de la Liga, 3 Community Shield, 1 Champios, 1 Supercopa de Europa, 1 Mundial de Clubes. Y ha sido finalista o subcampeón en 10 ocasiones. Impresionante.

El City era hasta 2008 un club con tradición, aunque de media tabla hacia abajo, incluso con una larga lista de descensos. Sólo había conquistado dos ligas (1937 y 1968). Su gloria era ser el adversario clásico del poderoso Manchester United, que lo tenía bajo la suela. Tras la llegada del fondo soberano emiratí se convirtió en un gigante mundial. Logró cortar la brutal hegemonía del United de Alex Ferguson. Ahora le gana seguido y, si da esta vuelta olímpica, serán ocho Premier League sobre dieciséis disputadas. Mucho laurel en un medio tan competitivo. Y si no corona, al menos coquetea con la chica hasta la puerta de su casa.

El acierto extraordinario de los árabes fue no meterse en el fútbol, ellos saben de inversiones, no de la número cinco. Contrataron a los responsables del Barcelona de los tiempos de oro: Ferrán Soriano como presidente ejecutivo, Txiki Beguiristain como director deportivo y, de ser posible a Pep Guardiola como entrenador. Pero Pep estaba ocupado en otros proyectos y debieron esperarlo hasta mediados de 2016. Entonces se completó el círculo virtuoso. Mientras, comenzaron a ganar con Roberto Mancini y Manuel Pellegrini en el comando técnico. En todos estos años, además de la eficiencia en la gestión, acertaron con los refuerzos. Desde Sergio Agüero hasta Erling Haaland fue una veintena de cracks llevados a precios normales, pero con rendimiento anormal. Justamente el Manchester United ha sido la contracara: miles de millones de libras gastadas sin sentido en futbolistas inadecuados. Antony, llegado por 100 millones de dólares desde el Ajax, es el perfecto ejemplo de la dilapidación. Aunque como él hubo decenas de casos. Desde el retiro de Ferguson en 2013 (ganador de 38 trofeos con el club) todo ha sido una catástrofe económica y deportiva. La prueba es que, antes del juego, las probabilidades de triunfo eran de 61% para los celestes y 15% para los rojos, algo inimaginable hasta quince años atrás. Pero no se advierte un modelo en Old Trafford.

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Este clásico tiene, en las últimas tres décadas, tres hitos: cuando llegó Alex Furguson al United (noviembre de 1986), cuando el City pasó a manos emiratíes (septiembre de 2008) y cuando Guardiola se convirtió en técnico (julio de 2016). Estas últimas son las dos peores noticias recibidas por los hinchas de los Diablos Rojos en toda su historia.

Guardiola abruma con los números y con el juego. Sus detractores es como que ya bajaron la guardia. Antes hubiesen inundado Twitter vociferando: “Claro, si tiene todas las estrellas…” Pero en su plantel, sacando Haaland (recién en su segunda temporada), no hay galácticos. Sí futbolistas bien observados que explotaron gracias al “estilo Pep”. Y a Haaland lo ficharon por 60 millones, no por 200. “Pero contrató por cientos de millones…” Sí, los mismos millones que gastaron el Liverpool, el Chelsea, el Manchester United, el Arsenal, el Real Madrid, el Barcelona… Sólo que Pep los hace ver mejor. “¿Y por qué no gana la Champions…?”, argumentaban hasta hace un año. Es otra frase que prescribió: ya la ganó, tres veces, dos con el Barcelona y una con el City. Y seguramente volverá a hacerlo. De todos modos, si no lo hiciera ¿qué…? ¿Es menos capaz por eso…? Si lo único que vale son el Mundial y la Champions, ¿para qué se juegan los demás campeonatos…?

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Algunos hinchas creen todavía que el fútbol pasa por contratar un supergoleador o un habilísimo número 10. No, pasa por fichar bien y tener un extraordinario entrenador. El “modelo City” aplasta al United. Y no sólo con millones, que también, con inteligencia conductiva. (D)